Hay una pequeña y antigua historia muy propicia para reflexionar , que les quiero contar pues es muy interesante.;
Es acerca de un cerdito. Cierto día un hacendado decidió que iría a adoptar un puerquito como su animal preferido. Pensó... Finalmente ¿Por que solo los perros y los gatos son considerados como tales?
Así llevó para su casa al cerdo, le dió un baño con bastante champú, le lustró las uñas, lo perfumó con un buen extracto extranjero y le adornó el cuello con un lazo de cinta. En la sala, fue colocado sobre una fina almohada de seda. El puerquito estaba indiscutiblemente simpático y hasta comportándose como un auténtico animal de estimación. Los visitantes quedaron impresionados con la transformación del cerdo. Un animal tal poco afecto a la buena apariencia y sobre todo a los preceptos de higiene. Todo parecía ir muy bien, hasta que alguien, abriendo la puerta del frente, salió y se olvidó de cerrarla de nuevo. El puerquito saltó de la almohada y dejando la sala, salió en alocada carrera yendo a jugarse de lleno en un charco de lodo al lado de la huerta de la hacienda.
¿Por que?
En verdad, a pesar del baño, de los adornos y de todos los recursos usados en favor de la buena apariencia del animal, en el fondo el continuaba siendo puerquito. Su naturaleza, sus intereses y preferencias no cambiaron. Solo el lado externo fue transformado, pero interiormente él se mantenía siendo él aún... Un cerdo. Lo mismo ocurre con el ser humano. La persona sabe que necesita de un cambio en su vida.y ¿Por que no consigue cambiar?. ¿Por que esa tal felicidad parece cada día mas distante?.... ¿Por que? , porque en la realidad su interior el corazón, con todos los deseos e intereses no fue cambiado. No se operó en la persona lo que Cristo llamó el nuevo nacimiento. No hubo ningún cambio de actitud, ninguna transformación de sentimientos que lo hiciera consciente de su nueva naturaleza. ¿Usted quiere cambiar? Comience cambiando su interior.: ¿Que les hace pensar este cuento?
Paulo Roberto Barbosa